El tratamiento del agua y la eficiencia energética
El tratamiento de agua es clave para evitar incrustaciones, corrosiones, aire o lodos que perjudican la eficiencia energética de las instalaciones de calefacción y refrigeración. Por eso, cuando hablamos de soluciones de tratamiento del agua en una instalación hay 2 aspectos primordiales que se deben tener en cuenta:
- La calidad del agua de llenado.
- Los procesos de corrosión del agua en las instalaciones.
La calidad del agua en instalación de climatización
La calidad del agua de llenado de las instalaciones influye directamente en los costes de mantenimiento, el tiempo de vida útil y en las propias condiciones operativas de la instalación (consumo de energía).
Los problemas causados por la cal, la corrosión o las partículas tienen una repercusión muy negativa. Y la importancia de la calidad del agua de llenado va creciendo con el tamaño de la instalación de tal manera que, en grandes instalaciones, no disponer de un adecuado tratamiento del agua puede conllevar graves consecuencias. Por ello, es importante conocer, para cada instalación, los principales parámetros del agua: pH, conductividad, dureza, etc.
Estos parámetros nos dan una pista de cómo pueden evolucionar, con el uso, los materiales en contacto con el agua. Además, debemos tener en cuenta que en las instalaciones modernas se combinan distintos tipos de materiales y equipos que pueden reaccionar de diferente manera con un mismo tipo de agua e incluso, ante los aditivos químicos que se añadan a la instalación para evitar determinadas problemáticas.
Los procesos de corrosión
La propia agua, de por sí, reacciona al contacto con los materiales de las instalaciones pudiéndose producir procesos de corrosión, de formación de lodos, de aire o incrustaciones que dificultan el intercambio y transporte de energía y disminuyen, en ocasiones de manera muy notable, los valores de eficiencia energética de las instalaciones. En esa reacción, el agua incluso altera su pH y las sales disueltas cambian su comportamiento, solubilidad o capacidad de reacción.
Por eso, aunque se hayan alcanzado buenos niveles de calidad del agua de llenado de la instalación, es necesario comprender cómo se comportará después el agua en el interior de los circuitos para dotar a las instalaciones de los elementos necesarios para minimizar el efecto de estos procesos.
Un ejemplo claro lo tenemos en las instalaciones en las que hay una gran cantidad de tuberías plásticas (como las de suelo radiante) en las que es fundamental incluir un tratamiento de lodos en el interior. Y también en instalaciones antiguas realizadas con tubería de hierro en las que es vital la separación magnética de partículas.
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